I’m not happy, hippie
18- Conversaciones con la hierba – Los pillos (1987)
Inventores del post punk rural (¡¿?!), Los pillos editaron su debut Viajar lejos allá por el 87, producidos por el Javier Calamaro de El corte, y desaparecieron poco tiempo después, aparentemente con Nómades, su segundo trabajo, ya grabado pero jamás editado a causa de la hiperinflación (según Pablo Schanton, en una acertada reivindicación del grupo en el sí! del ’99). Viajar lejos no esquiva ninguno de los tics musicales más reconocibles del post punk y es un disco tardío para el movimiento, dos ítems que generalmente le restan puntos a cualquier disco. Pero a primera escucha se nota que Viajar lejos es tan depresivo como atemporal, con letras brillantes que tocan los oscuros tópicos del subgénero. Pero le agregan a su poética una mirada un tanto inocente que les quita pretensión junto a un curioso y atractivo folklore campirano que no permite que la lírica se acartone. El bajo monótono machaca mientras la guitarra aparece y desaparece con desidia, todo por encima de una batería galopante y con una voz que suena lejana, llena de eco y que, cada vez que puede, estira toda vocal a su paso y se vuelve prácticamente indescifrable. Todo esto suena un tanto desalentador, pero Viajar lejos es uno de los pocos discos que logró capturar ese sonido típico de los ochentas y hacerlo atractivo y resistente al paso del tiempo, sin necesidades de que para ello se deba echar mano al kitsch o al (vade) retro. Se nota que Viajar lejos (la canción) es el hit del disco y que la eterna Descansa, la obra más compleja del grupo. Pero la primera suena a demasiado pop impostado dentro del universo de Los pillos y la otra tiene un crescendo que pierde fuerza en su extensión desmedida, a pesar del simpatiquísimo alarido “me caaansaaa” en un tema de casi diez minutos. En el medio de ese sanguchito queda Conversaciones con la hierba, el punto más alto del disco, aunque Baila para mí tal vez le haga un poco de sombra. Conversaciones con la hierba empieza como un tema post punk cuadrado bien al palo, uno de esos a los que la guitarra chirriante les agrega una dimensión espacial mayor. Es un tema rarísimo: arranca con una estrofa cortita inentendible y se va derecho al estribillo, como cualquier canción. Pero ahí nomás repite esta última parte y en el momento en el que debería entrar la segunda estrofa la letra no aparece y la música revitaliza su intensidad mientras aparecen platillos por doquier. Hasta que el tema se frena un instante a tomar aire y, nuevamente, vuelve al estribillo. Cuando todavía quedan dos líneas más por cantar, de repente, la canción se empieza a apagar a lo largo de 30 segundos, como si se quedase sin combustible y avanzase sólo por inercia, en uno de los mejores finales atribuibles a un tema de los ochenta. Ni tan salvaje como Agua ni tan oscura como Poco placentero, Conversaciones con la hierba suena como Los pillos en su punto justo.
Introducido en XXXXXX para decrecer*
fui un infante que intentó hablar
con hombres resguardándose
en los juncos
hubo sombras que llegarían persiguiéndola
Conversaciones con la hierba
habla, habla con la hierba
podrán ofrecer una morada bajo los sembrados
me solía arrodillar y pedir
(la letra tiene errores y no termino de enteder qué dice la primera línea)
Inventores del post punk rural (¡¿?!), Los pillos editaron su debut Viajar lejos allá por el 87, producidos por el Javier Calamaro de El corte, y desaparecieron poco tiempo después, aparentemente con Nómades, su segundo trabajo, ya grabado pero jamás editado a causa de la hiperinflación (según Pablo Schanton, en una acertada reivindicación del grupo en el sí! del ’99). Viajar lejos no esquiva ninguno de los tics musicales más reconocibles del post punk y es un disco tardío para el movimiento, dos ítems que generalmente le restan puntos a cualquier disco. Pero a primera escucha se nota que Viajar lejos es tan depresivo como atemporal, con letras brillantes que tocan los oscuros tópicos del subgénero. Pero le agregan a su poética una mirada un tanto inocente que les quita pretensión junto a un curioso y atractivo folklore campirano que no permite que la lírica se acartone. El bajo monótono machaca mientras la guitarra aparece y desaparece con desidia, todo por encima de una batería galopante y con una voz que suena lejana, llena de eco y que, cada vez que puede, estira toda vocal a su paso y se vuelve prácticamente indescifrable. Todo esto suena un tanto desalentador, pero Viajar lejos es uno de los pocos discos que logró capturar ese sonido típico de los ochentas y hacerlo atractivo y resistente al paso del tiempo, sin necesidades de que para ello se deba echar mano al kitsch o al (vade) retro. Se nota que Viajar lejos (la canción) es el hit del disco y que la eterna Descansa, la obra más compleja del grupo. Pero la primera suena a demasiado pop impostado dentro del universo de Los pillos y la otra tiene un crescendo que pierde fuerza en su extensión desmedida, a pesar del simpatiquísimo alarido “me caaansaaa” en un tema de casi diez minutos. En el medio de ese sanguchito queda Conversaciones con la hierba, el punto más alto del disco, aunque Baila para mí tal vez le haga un poco de sombra. Conversaciones con la hierba empieza como un tema post punk cuadrado bien al palo, uno de esos a los que la guitarra chirriante les agrega una dimensión espacial mayor. Es un tema rarísimo: arranca con una estrofa cortita inentendible y se va derecho al estribillo, como cualquier canción. Pero ahí nomás repite esta última parte y en el momento en el que debería entrar la segunda estrofa la letra no aparece y la música revitaliza su intensidad mientras aparecen platillos por doquier. Hasta que el tema se frena un instante a tomar aire y, nuevamente, vuelve al estribillo. Cuando todavía quedan dos líneas más por cantar, de repente, la canción se empieza a apagar a lo largo de 30 segundos, como si se quedase sin combustible y avanzase sólo por inercia, en uno de los mejores finales atribuibles a un tema de los ochenta. Ni tan salvaje como Agua ni tan oscura como Poco placentero, Conversaciones con la hierba suena como Los pillos en su punto justo.
Introducido en XXXXXX para decrecer*
fui un infante que intentó hablar
con hombres resguardándose
en los juncos
hubo sombras que llegarían persiguiéndola
Conversaciones con la hierba
habla, habla con la hierba
podrán ofrecer una morada bajo los sembrados
me solía arrodillar y pedir
(la letra tiene errores y no termino de enteder qué dice la primera línea)
8 Comments:
CHE LQ CONCHA DE TU HERMANA PEDAZO DE PUTO CUANTOS BLOGS VAS A TENER?...FORRO DEL ORTO!!
JA!
SUERTE CON EL BLOG
puto...aprobame los comments!!!!
el segundo disco de los pillos se encanuto la cinta schanton.
y salio con eso de la hiperinflación, todas patrañas .
Introducido en corrales para decrecer..." dice la primera linea
tenès algun otro disco de la epoca 80s rock nacional? , estoy buscando, no se rian , DUNA , CASANOVAS , el 1ro de EL CORTE
un abrazo
pichi
diegolucente@hotmail.com
"Celebración en estrellas de pena..."
SCHANTON DEVOLVE NOMADES
en corrales dice
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