Wednesday, November 23, 2005

¡Muerto estoy!

17- Gente que no – Todos tus muertos (1988)

El lp debut homónimo de Todos tus muertos no sólo es uno de los discos más oscuros jamás editados en el país, sino que también es uno de los más furiosos. Las canciones de Todos tus muertos recuerdan al principio de la película Exterminio, a esos monos rabiosos encerrados en jaulas pero listos para escapar ante el menor descuido e infectar y aniquilar a una ciudad entera. Todos tus muertos es rabia pura, envasada en formato de audio. Es un disco que produce la sensación que Los muertos se colgaron instrumentos del hombro pero tranquilamente podrían haber sido ametralladoras. Y Gente que no es el punto de inflexión del disco, es la canción que posibilita el traspaso del punk iracundo a los más politizados ritmos jamaiquinos, pero que contiene a los dos en dosis equitativas.
Nunca voy a olvidar la primera vez que escuché la letra de Gente que no. Estaba en séptimo grado y el hermano mayor de un amiguito del barrio nos llevaba en un Taunus viejo, que no tenía pasacassette y creo que tampoco –aunque no estoy seguro- tenía radio fm. La cuestión es que aquel hermano empezó a gritarle a su hermano copiloto, con tanta furia como pasión, la letra de Gente que no. Y a los doce años de aquel final de los ochenta no era muy común escuchar a un pibe conocido en pleno alarido que pedía que mandemos a nuestros viejos a que se vayan a cagar, nos apuraba con un “no mirés al costado, no te hagas el pescado, no te creas que le hablo al de al lado porque te hablo a vos.... ¿QUIÉN SOS?” y cerraba, con los ojos medio desorbitados y a punto de embocarnos, con la repetición inquisidora “¿querés ser policía?” para después de un rato gritar “YO NO”, quedarse mudo y dejarnos cagados en las patas. El miedo y la fascinación que me produjo ese momento hicieron que la canción se me grabe a fuego en la mente, aunque no tenía ni puta idea de quiénes eran todos los muertos de los que él hablaba. Dos años después, me crucé en una disquería de Lomas con la tapa de nena de Hiroshima, me tomé rápido el colectivo y fui a casa a buscar plata para comprarlo. Nena de Hirsoshima, tan salvaje como conflictivo, es EL disco de Los muertos para un adolescente. Fallas, El espejo, El chupadero, Incomunicado, Sé que no y Abrete camino hacia el otro lado fueron indispensables como catalizadores de violencia durante el secundario. Debo admitir que cuando llegué a Gente que no, apenas un tiempito después, no me voló la cabeza como aquella versión a capella en el Taunus y me costó mucho menos entrarle a Nena de Hiroshima que a este disco, mucho más ríspido y con Fidel que incluso prueba con un ¡oh! el micrófono antes de empezar a cantar y con su voz que comienza lejana y se va acercando de a poco. Pero en Gente que no estaba el germen de todo lo que vino después para Los muertos y para mí. Ya se notaba en aquel comienzo repleto de sirenas, vientos en plan Cadillacs –también hay algunas acotaciones corales típicas del ska sobre el final- y una guitarra punkie reggae que parecía patinar en una distorsión sobre el final de la primera estrofa sólo para volverse más agresiva. Gente que no es el primero de lo grandes hits que compuso Jorge Serrano, que ya desde sus inicios se perfilaba como alguien bien directo en las letras, alguien que no se andaba con vueltas para expresar un sentimiento. Además, la canción cuenta con una pequeña yapa: termina con el sonido de un tremebundo gargajo, un pequeño gesto punk tan asqueroso como divertido.


Hay gente mentirosa, gente policía
gente de mierda, gente que no
gente que no, gente que no.

Hay gente que te dice que tenés que trabajar
hay gente que te dice que tenés que estudiar
gente que te dice que tenés un problema existencial.
gente que no, gente que no, gente que no.

Tus viejos te molestan te quieren ver triunfar
te quieren bien arriba en la escala social
te llenan bien las bolas, te quieren matar
y vos sólo querés mandarlos a cagar!

Gente que te escucha, gente que no
gente que te banca, gente que no
gente que te invita a su casa a dormir
gente que te deja en la calle morir.

y vos...si, vos: no mires al costado
no te hagas el pescado, no te creas que le hablo
al de al lado porque te hablo a vos, ¿QUIÉN SOS?

Que carajo estás haciendo de tu vida
qué carajo vas a hacer con vos

¿Querés ser policía?
¿querés ser policía?
¿querés ser policía?
¿querés ser policía?
¡Yo no!

Tuesday, November 22, 2005

I’m not happy, hippie

18- Conversaciones con la hierba – Los pillos (1987)

Inventores del post punk rural (¡¿?!), Los pillos editaron su debut Viajar lejos allá por el 87, producidos por el Javier Calamaro de El corte, y desaparecieron poco tiempo después, aparentemente con Nómades, su segundo trabajo, ya grabado pero jamás editado a causa de la hiperinflación (según Pablo Schanton, en una acertada reivindicación del grupo en el sí! del ’99). Viajar lejos no esquiva ninguno de los tics musicales más reconocibles del post punk y es un disco tardío para el movimiento, dos ítems que generalmente le restan puntos a cualquier disco. Pero a primera escucha se nota que Viajar lejos es tan depresivo como atemporal, con letras brillantes que tocan los oscuros tópicos del subgénero. Pero le agregan a su poética una mirada un tanto inocente que les quita pretensión junto a un curioso y atractivo folklore campirano que no permite que la lírica se acartone. El bajo monótono machaca mientras la guitarra aparece y desaparece con desidia, todo por encima de una batería galopante y con una voz que suena lejana, llena de eco y que, cada vez que puede, estira toda vocal a su paso y se vuelve prácticamente indescifrable. Todo esto suena un tanto desalentador, pero Viajar lejos es uno de los pocos discos que logró capturar ese sonido típico de los ochentas y hacerlo atractivo y resistente al paso del tiempo, sin necesidades de que para ello se deba echar mano al kitsch o al (vade) retro. Se nota que Viajar lejos (la canción) es el hit del disco y que la eterna Descansa, la obra más compleja del grupo. Pero la primera suena a demasiado pop impostado dentro del universo de Los pillos y la otra tiene un crescendo que pierde fuerza en su extensión desmedida, a pesar del simpatiquísimo alarido “me caaansaaa” en un tema de casi diez minutos. En el medio de ese sanguchito queda Conversaciones con la hierba, el punto más alto del disco, aunque Baila para mí tal vez le haga un poco de sombra. Conversaciones con la hierba empieza como un tema post punk cuadrado bien al palo, uno de esos a los que la guitarra chirriante les agrega una dimensión espacial mayor. Es un tema rarísimo: arranca con una estrofa cortita inentendible y se va derecho al estribillo, como cualquier canción. Pero ahí nomás repite esta última parte y en el momento en el que debería entrar la segunda estrofa la letra no aparece y la música revitaliza su intensidad mientras aparecen platillos por doquier. Hasta que el tema se frena un instante a tomar aire y, nuevamente, vuelve al estribillo. Cuando todavía quedan dos líneas más por cantar, de repente, la canción se empieza a apagar a lo largo de 30 segundos, como si se quedase sin combustible y avanzase sólo por inercia, en uno de los mejores finales atribuibles a un tema de los ochenta. Ni tan salvaje como Agua ni tan oscura como Poco placentero, Conversaciones con la hierba suena como Los pillos en su punto justo.


Introducido en XXXXXX para decrecer*
fui un infante que intentó hablar
con hombres resguardándose
en los juncos
hubo sombras que llegarían persiguiéndola

Conversaciones con la hierba
habla, habla con la hierba
podrán ofrecer una morada bajo los sembrados
me solía arrodillar y pedir

(la letra tiene errores y no termino de enteder qué dice la primera línea)

Monday, November 21, 2005

Deforme

19- Las habladurías del mundo – Pescado rabioso (1973)

Antes que nada debería aclarar que soy un analfaSpinetto. Mi desconocimiento de la obra de Luis Alberto Spinetta es profundo y me acompleja un poco como alguien a quien le interesa, y mucho, el rock nacional. Algunas cosas que hizo me aburren, otras me divierten, otras no me interesan y a la mayoría de sus discos siquiera los escuché como se debe. Pero dentro de toda mi ignorancia rescato un rechazo musical de LAS hacia todas las convenciones que se le puedan imponer. Dentro de su carrera, la única etapa que me despertó un interés genuino fue la de Pescado rabioso. Artaud es un discazo que tenía la particularidad de venir en un sobre que negaba el formato cuadrado que reinaba entre los lp. Musicalmente es tan interesante que hasta se hace resistente a algunas letras que son un pelotazo, como el patriarcal comienzo de Todas las hojas son del viento, que viene a ser una continuación del otro gran pelotazo de PR, Blues de Cris. Pero no siempre lo andaban dejando a Spinetta (este es más un disco solista que uno de PR) y él tenía tiempo de hacer cosas mejores que usar canciones para andar aconsejando sobre lo que no le piden y dando opiniones que a nadie le interesan. Pero Spinetta se reivindica con la metacanción enorme Cantata de puentes amarillos y, sobre todo, con Las habladurías del mundo del final. “Toda, toda la ternura me darás / si te ofrezco ser carne de tu cuerpo” es una frase brillante por donde se la mire. La cadencia melódica funciona a la perfección con un solo muy simple (de esos que se nota que saben que no necesitan ser vistosos para destacarse) que se acomoda bien en el medio de la canción. La mala predisposición con la prensa de Spinetta provocó muchos papelones (el más grande, reciente y famoso fue su triste cruce con Pablo Schanton), pero esa relación complicada también posibilitó Las habladurías del mundo, una canción simple y compleja al mismo tiempo, que por suerte no se entrega a los excesos característicos de LAS. Sin dudas, un punto a favor del rey de los gimmicks dentro del rock nacional.


Toda, toda la ternura me darás
si te ofrezco ser
parte de tu cuerpo
Y al acariciarme me darás
los espejos que son de tu día del alma
Mientras oigo trinos voces oigo más
son aquellos los dioses que
nos escuchaban
No estoy atado a ningún sueño ya
Las habladurías del mundo
no pueden atraparnos
Veo, veo las palabras nunca son
lo mejor para estar desnudos
Ni, ni la anaconda es como el buey
ya no hay más reyes de la selva
Toda, toda la ternura me darás
si te ofrezco ser carne de tu cuerpo
No estoy atado a ningún sueño ya
Las habladurías del mundo
no pueden atraparnos

Sunday, November 20, 2005

Fight for Your Right (To Party)

20- Represión – Los violadores (1983)

Quería evitar los archiclásicos, pero Represión es casi inevitable, no sólo por todo el contexto que rodeó las primeras presentaciones de Los violadores sino también por lo bien que suena ese primer disco. Después se volvieron lo que se habrán vuelto, pasó lo que pasó con Los violadores, pero la gloria de ese primer disco allá por el ’83 no se las quita nadie. Desde el comienzo con Mirando la guerra por TV hasta el cierre de la desopilante versión de El extraño de pelo largo (con el gritito “jipi pachuli sucio”), Los violadores es un disco que representa toda una época. Y, lo que es mucho mejor, también es un gran disco. Represión marcó generacionalmente a varias camadas de jóvenes, pero lo mejor es el grito desaforado de desahogo que el tema no puede dejar de transpirar con cada escucha. La primera vez que escuché punk fue cuando salió En vivo y ruidoso (el tercer o cuarto cd que me compré, pero eso pasó un par de años después), aunque fue mucho más sentirlo que escucharlo. Fue una experiencia excitante y no podía dejar de pensar en lo bien que la debía estar pasando toda esa gente que gritaba desaforada. Represión era esa primera canción punk que sentí y que, de alguna manera, señaló un camino que después se volvió mucho más complejo e intrincado, pero siempre le voy a deber a Pil Trafa y Stuka haberme señalado por dónde empezar a pasear.

Hermosa tierra de amor y paz
Hermosa gente cordialidad
Fútbol, asado y vino
son los gustos del pueblo argentino.
Censura vieja y obsoleta
en films y en revistas de historietas.
Fiestas conchetas y aburridas
en donde está la diversión perdida.

Represión a la vuelta de tu casa
Represión en el quiosco de la esquina
Represión en la la panadería
Represión 24 horas al día.

Semanas largas sacrificadas
Trabajo duro, muy poca paga
Desocupados, no pasa nada
Dónde está la igualdad deseada?

Represión que te aniquila
Represión que no se olvida
Represión
Yo no quiero
Represión
Detestamos
a la represión
Nos burlamos
de la represión
Represión

En la ruta del árbol, en busca de la canción perfecta

Surgió la propuesta de elegir las diez mejores canciones del rock nacional en una lista de contactos por email que integro. Un disparate que disparó una elección totalmente arbitraria de 20 canciones que me parecen geniales y que por un momento, el de mandar el email, las sentí como las 20 mejores o más importantes o lo que sea. Así nace este blog que las reproduce y agrega algún textito sobre cada una de ellas y, de ser posible, la letra, mientras espero entender de una vez por todas cómo funcionan los radioblogs si uno tiene un host gratis. La idea del blog estuvo hace mucho, hace largo rato que tengo ganas de escribir un par de líneas sobre esas canciones que no son perfectas pero que uno igual las siente así, sin importarle lo que diga el resto. Así que voy a postear esas veinte, alguna que se me escapó de la lista y muchas otras igual de lindas, o aún más, a las que por suerte no les interesa pertenecer a lista alguna. Basta de cháchara, es el momento de meterse en la ruta del árbol, en busca de la canción perfecta...